Que es el autismo

Autismo infantil
La importancia de una identificación temprana del autismo
Al igual que con cualquier niño con necesidades especiales, una identificación temprana es esencial para permitir realizar cualquier tipo de intervención.

En el caso del Autismo, ésta debe darse antes de que la desviación o el retraso de los patrones normales del desarrollo hayan progresado demasiado. La Dra. Junnifer Humphrie nos ayudará a identificarlas.

Los niños con Autismo a menudo manifiestan una característica necesidad por la rutina y la estructura. Su resistencia al cambio puede entorpecer el tratamiento por eso las conductas inapropiadas deben ser reducidas, a la vez que hay que introducir comportamientos más apropiados.

Mays y Gillon sugieren que la intervención temprana puede mejorar las habilidades comunicativas y reducir los comportamientos descontrolados.

Beck Williams, una terapeuta infantil que trabaja con niños con Autismo, cree que es una ventaja conocer al niño desde una edad muy temprana y , si es posible, intervenir desde el principio un nuevo comportamiento que puede llegar a ser autolesivo o peligroso. Una detección temprana del estado también permite a las familias recibir consejos y apoyo para ayudarles a ajustarse y responder a las dificultades del niño.

El diagnóstico del Autismo rara vez se da antes de la edad de dos años y frecuentemente mucho más tarde. Esto requiere de un asesoramiento exhaustivo y especializado, lo que significa que los trabajadores de la sanidad primaria han de estar alerta a la aparición de rasgos del trastorno y hacer una apropiada remisión.

Attwood apunta que el Autismo puede ser diagnosticado en niños menores de 18 meses pero que en la práctica esto puede ser difícil de lograr, en parte, debido a la naturaleza del desorden y también a la falta de conocimiento.

Desafortunadamente, en la actualidad, un considerable número de profesionales relacionados con niños no detectan el Autismo, aunque se espera que esta situación mejore y que los casos en edades mas tempranas sean remitidos a los especialistas para una intervención mas temprana.

Enfermeros y educadores infantiles que trabajan con bebés y niños pequeños están en una posición privilegiada para reconocer posibles señales que garanticen la investigación.

Dado que las dos terceras partes de los niños con Autismo tienen también otras incapacidades en el aprendizaje, las comunidades de cuidadores y educadores infantiles que trabajan con estos niños deben ser los primeros profesionales en detectar el Autismo.

En niños sin problemas adicionales de aprendizaje, el personal sanitario debe ser el que reconozca retrasos o desviaciones del desarrollo normal. La comunidad de pediatras infantiles deben ser también trabajadores sanitarios claves en aquellas familias cuyos niños hayan tenido dificultades pre y postnatales que pudieran ser asociadas con el Autismo.

Competencia de los padres
Los niños con Autismo varían según la personalidad y las habilidades, a la vez que están influidos por el ambiente. Las señales y síntomas tempranos son sutiles y vagos.

Los padres pueden percibir que sus hijos son diferentes de los otros de edades similares pero no son capaces de precisar cual es la diferencia. Siempre es importante escuchar las preocupaciones de los padres, no importa lo imprecisas o vagas que sean.

"Preocúpese cuando los padres esten preocupados". De todas formas, muchos de los padres no reconocen nada inapropiado en el desarrollo de sus hijos. Muy poca gente tiene experiencia en los hitos evolutivos esperados en los bebés.

Incluso aquellos que tienen mas hijos solo cuentan con uno o dos con los cuales poder comparar su bebé y muchos profesionales de la salud y libros sobre el desarrollo del niños aconsejan, como es debido, no comparar a los niños.

Reconocimiento de las características en la primera infancia
Es cuestionable que el Autismo sea identificable en los primeros meses de vida, aunque las investigaciones señalan las características que pueden permitir al profesional sospechar de Autismo. Estos bebés son los que más pueden beneficiarse de una valoración más profunda.

Los relatos biográficos hechos por los padres a menudo enfatizan la « normalidad » del niño con Autismo cuando era bebé. Sin embargo, aquellos estudios donde los padres fueron preguntados si habían estado preocupados por el desarrollo de su hijo en los primeros meses de vida, sugieren que muchos padres si lo estuvieron.

Frith aconseja que las preocupaciones tempranas notadas por los padres de niños con Autismo pueden deberse más a inhabilidades adicionales del aprendizaje que a daños asociados al Autismo. En niños con Autismo que tienen habilidades intelectuales normales, pueden darse (o ser reconocidas) anormalidades en el desarrollo después del primer año.

De cualquier forma, hay indicaciones en el progreso normal del desarrollo que podrían hacer sospechar de Autismo. Wing describe dos tipos de bebes con Autismo : el tranquilo, que no demanda nada y que rara vez llora y, por el contrario, el bebe que grita y al que es difícil de calmar.

Señala que los bebes con Autismo pueden manifestar otros comportamientos tales como girar, golpeteo con la cabeza y arañazos o golpeteo a las mantas cuando está en el carrito o en la cuna.

Esto puede dar paso a una fascinación por objetos brillantes pero con una aparente falta de interés hacia las personas, animales o por ejemplo por el tráfico cuando va fuera del carrito. Todas estas señales pueden, por supuesto, darse en niños normales y en niños con problemas en el aprendizaje que no tienen relación con el Autismo. Por esta razón, hay que tener cuidado a la hora de interpretarlas como señales de Autismo.

Posibles síntomas en la primera infancia
De acuerdo con el estudio de Gillberg et al. es posible reconocer el Autismo en la primera infancia. Los síntomas más comunes recogidos en un estudio de 28 niños fueron peculiaridades en la mirada fija, audición y juego.

Mirada fija
La evitación del contacto ocular suele estar incluido como una característica de los niños con Autismo. Este rasgo es menos importante que la mirada fija. Muchos niños en la primera infancia no parecen mirar a las personas y muchos no miran a los ojos, distinto en el bebé con Autismo.

La fuente utilizada:
http://psicoarea.org/