Disortografía

Trastornos del lenguaje infantil

Disortografía: concepto y causas 

La disortografía se refiere a la dificultad significativa en la trascripción del código escrito de forma inexacta, es decir, a la presencia de grandes dificultades en la asociación entre el código escrito, las normas ortográficas y la escritura de las palabras. De esta forma las dificultades residen en la asociación entre sonido y grafía o bien en la integración de la normativa ortográfica, o en ambos aspectos.
La disortografia a pesar de que a menudo va ligada a la dislexia o a la disgrafía se debe de entender como una entidad a parte, ya que puede presentarse de forma aislada o bien comorbida a estas alteraciones, resultando especialmente frecuente su asociación a la disgrafía.
En primer lugar resulta relevante tener presentes cuales son los principales requisitos a tener en cuenta en relación a la adquisición de la ortografía:
  • Adecuado desarrollo del procesamiento visual de la información, resultando en este caso especialmente relevante el desarrollo de la memoria visual, como fuente de recuerdo de la escritura de palabras, ya sea a partir de la copia o bien a partir de la lectura.
  • Adecuado desarrollo del procesamiento auditivo de la información, en este caso resultan clave tanto la discrimincación auditiva como la memoria auditiva. La discriminación auditiva nos permitirá establecer con claridad el sonido y por tanto asociarlo a su correspondiente grafía, en este caso son frecuentes por ejemplo las substituciones de r por l.
La memoria auditiva nos permite recordar la información verbal y por tanto resultará clave para poderla transcribir, especialmente cuando se trate de palabras largas o desconocidas, al mismo tiempo que es la habilidad que mientras almacenamos esa información la podemos analizar.
    • Otro punto a tener en cuenta dentro del procesamiento visual de la información reside en la orientación espacial y la madurez perceptiva, es decir, aquella habilidad que nos permite distinguir adecuadamente las simetrias, ya sean estas simples o complejas. La presencia de dificultades en este punto nos puede llevar a las rotaciones de letras como a la inversión de éstas, ya sea en la copia o en la escritura al dictado o la expresión escrita.
  • La integración espacio temporal, esta resulta clave en la adquisición del ritmo del lenguaje, la apreciación de las palabras y sus partes. El ritmo resulta clave en el momento de poder separar las palabras o de poder discriminar adecuadamente las silabas y por tanto poder acentuar. En los casos en que el ritmo no está bien consolidado encontraremos dificultades en la ortografía natural, pudiendo presentar uniones de palabras o bien fragmentaciones de éstas.
Por otra parte, resulta importante identificar una serie de aspectos como posibles causas de la disortografía, entre las cuales podriamos citar las siguientes:
  • Causas de tipo intelectual: la presencia de este tipo de dificultades entorpece ante todo la adquisición de la normativa ortográfica básica, aunque probablemente no resulte la causa más relevante, si que puede llevar asociado otro tipo de dificultades que si resulten claramente relevantes como el procesamiento de la información.
  • Causas lingüísticas: las dificultades en la adquisición del lenguaje, ya sea de tipo articulatorio o bien en lo referente al conocimiento y uso del vocabulario. Las dificultades articulatorias pueden dificultar la correcta percepción del sonido y por tanto presentar dificultades en la correspondencia con su grafismo. Por otra parte, el conocimiento del vocabulario implica el recuerdo de su forma, es decir, de como se escribe una palabra determinada.
  • Causas de tipo pedagógico: en ciertas ocasiones el método de enseñanza de la ortografía puede resultar poco beneficioso en función del estilo cognitivo del/la alumn@. El recuerdo de la normativa, por su escasa significatividad puede resultar poco adecuado para much@s alumn@s.
  • Causas perceptivas: como apuntaba anteriormente, el procesamiento visual y auditivo de la información resulta clave en el desarrollo de la disortografía, resultando claves en este sentido:
    • La memoria visual
    • La memoria auditiva
    • La orientación espacial
    • La orientación temporal

Disgrafía y Disortografía 

a) Disgrafía
Se utiliza para designar el trastorno de la escritura que afecta a la forma o al contenido y la manifiestan niños que no presentan problemas intelectuales, neurológicos, sensoriales, motores, afectivos o sociales.

Como características disgráficas se señalan dos tipos de síntomas relacionados. Los primeros, denominados signos secundarios globales, comprenden la postura inadecuada, soporte incorrecto del instrumento (lápiz, bolígrafo, etc.), mala presión del mismo o velocidad de escritura excesivamente rápida o lenta.

Por otra parte, los síntomas específicos, ponen su atención en elementos del propio grafismo como gran tamaño de las letras, letras inclinadas, deformes, excesivo espaciado entre letras o muy apiñadas, enlaces indebidos entre grafemas, letras irreconocibles y, en definitiva, texto de difícil comprensión.

Para el establecimiento del diagnóstico de la disgrafía es necesario tener en cuenta el factor edad, dado que este trastorno no empieza a manifestarse hasta después de haber iniciado el período de aprendizaje (después de los 6-7 años). No es adecuado el diagnóstico si se realiza antes de la edad indicada.



b) Disortografía
Se trata de una dificultad en la escritura cuya característica principal es un déficit específico y significativo de la ortografía normalmente asociada los trastornos lectores.

Cuando la disortografía aparece como déficit específico en ausencia de antecedentes de un trastorno específico de la lectura, no siendo explicado su origen por un bajo nivel intelectual ni problemas de agudeza visual o escolarización inadecuada se denomina trastorno específico de la ortografía.

La disortografía presenta distintos niveles de gravedad que oscilan entre uno leve y otro grave. El grado leve se manifiesta por omisión o confusión de artículos, plurales, acentos o faltas de ortografía debido a desconocimiento o negligencia en las reglas gramaticales. Se considera grave cuando existen dificultades relacionadas con la correspondencia fonema-grafema y aparecen errores de omisión, confusión y cambio de letras, sílabas, palabras, adiciones y sustituciones.


Síntomas

  1. Dificultades desde los primeros años escolares para deletrear palabras y expresar sus pensamientos de acuerdo a las normas propias de su edad.
  2. Errores gramaticales en las oraciones verbales o escritas y mala organización de los párrafos. Por ejemplo de forma reiterada aunque se les recuerde empezar la primera palabra de la oración con mayúscula y terminarla con un punto.
  3. Escribe lentamente, con letras informes y desiguales.
  4. Deficiente espaciamiento entre letras, palabras o entre renglones, con ligamento defectuoso entre letras.
  5. Trastorno de la prensión. Coge de manera torpe el lápiz contrayendo exageradamente los dedos, lo que le fatiga en poco tiempo, estas dificultades se hacen notar cuando, en cursos más avanzados, se exige al niño que escriba rápido.
  6. Alteraciones tónico-posturales en el niño con déficit de la atención.
  7. La mayoría de niños con este trastorno se siente frustrados y enfadados a causa del sentimiento de inadecuación y fracaso académico. Pueden sufrir un trastorno depresivo crónico y alteraciones de la conducta como resultado de su creciente sensación de aislamiento, diferenciación y desesperaza.
Tratamiento psicopedagógico
El tratamiento debe centrarse en aquellos aspectos deficitarios detectados en la evaluación previa. No obstante, La reeducación no sólo hay que hacerla sobre el síntoma identificado sino entendiendo al niño como expresión de un conjunto único de diferentes factores culturales, familiares, emocionales, etc.

El tratamiento debe estructurarse como un proceso continuo de mejora, desde los aspectos más simples a los más complejos, para facilitar la reorganización del proceso o procesos deteriorados. A este respecto normalmente suele ser conveniente empezar por corregir, desde los inicios de la escritura, la postura junto con una adecuada prensión y presión del lápiz sobre el papel.

Trastornos de la Escritura: disgrafía y disortografía

La escritura es un aprendizaje muy complejo que el niño va a realizar en los primeros años escolares. Las dificultades en esta área van a estar asociados con mucha frecuencia con la dislexia, aunque pueden darse de forma totalmente independiente.

Las dificultades en esta área pueden presentarse exclusivamente por dificultades para coordinar los músculos implicados en la escritura, o bien puede implicar un trastorno más profundo cuando además de las dificultades en expresión escrita también aparecen dificultades en la expresión oral.

Podemos encontrarnos con dos tipos fundamentales de Trastornos de la escritura:
    Disortografía:
    El niño tiene serias dificultades a la hora de respetar la estructuración gramatical del lenguaje, es decir, en sus escritos se observan faltas de ortografía en palabras que son familiares, omisiones o cambios en artículos y acentos. En los casos más graves pueden aparecer omisiones de silabas completas, cambios de letras o confusión entre ellas. Estas alteraciones suelen estar asociadas a problemas de dislexia.


    Disgrafía:
    En el caso de la disgrafía, los textos escritos que realiza en niño pueden resultar indescifrables. El niño con disgrafía suele adoptar posturas poco convencionales para la escritura, la sujeción del bolígrafo no la realiza de forma correcta y falla en la velocidad y presión de la escritura. Además, su letra puede ser excesivamente grande o pequeña, el espaciado entre palabras y letras puede ser demasiado pronunciado o demasiado apiñado y normalmente se detectan enlaces erróneos entre palabras.
Este tipo de trastornos no se puede explicar por una baja capacidad intelectual, ni por una lesión o trastorno neurológico. Tampoco se considera que un niño tenga un Trastorno de escritura cuando las dificultades para realizar un texto escrito se deban a una falta de escolarización.

Dado que hablamos de un déficit en el aprendizaje escolar de la escritura y debido al curso académico en el que los niños suelen haber adquirido ya un adecuado aprendizaje de esta habilidad, los Trastornos de la Escritura no suelen diagnosticarse antes de los 7 años.

Dislexia, disortografía y disgrafía.

Aprender a leer y a escribir no es tarea fácil. Para lograrlo, el niño necesita una adecuada estimulación e instrucción, suficiente madurez neurológica, unas determinadas capacidades intelectuales, motoras, de percepción y un estado psicológico y emocional positivo.

Cuando las condiciones son las adecuadas, no tiene por qué haber problemas. Pero, a veces, pueden aparecer dificultades, que es preciso detectar para poder superarlas.

Un niño puede sufrir trastornos de aprendizaje de la lectoescritura sin haber sufrido un daño sensorial grave que pueda condicionar la calidad de la lectura o la escritura, ni presentar trastornos neurológicos.
Muy al contrario, estas disfunciones suelen darse en niños con capacidades intelectuales normales o por encima de la media y que reciben una adecuada estimulación en su entorno escolar y familiar. Los principales trastornos en el aprendizaje de la lectura y escritura son:

La dislexia

Es un trastorno que se caracteriza por la dificultad para aprender a leer y a escribir. El niño presenta problemas para generar e interpretar el lenguaje escrito y tarda en aprender a hacerlo, lo que no significa que sea incapaz.
Algunas causas de la dislexia son: * Neurológicas. Por ejemplo, que el niño no domine el hemisferio cerebral encargado del lenguaje o que muestre retrasos en la percepción auditiva, visual o en su desarrollo motriz.
* Cognitivas. Puede que el niño no haya adquirido las estrategias de pensamiento requeridas y que su aprendizaje sea más lento, como déficit de memoria y verbal. Suele manifestarse cuando el niño comienza a leer y a escribir, es decir, en torno a los 4 ó 6 años. 
Algunos rasgos que nos pueden poner en alerta son:
EDAD PREESCOLAR - Tener algún familiar cercano con dificultades de aprendizaje. - Retraso al aprender a hablar o caminar. - Confusión en la pronunciación de palabras parecidas. - Dificultades para aprender series de cosas, como los colores, los nombres de las partes del cuerpo o los números.
- Problemas para orientarse en el espacio o en las direcciones. - Mayor habilidad para las actividades que implican acción (como deportes, videojuegos, juegos de construcción) que para las que implican uso del lenguaje (como aprender rimas o inventar cuentos)
ENTRE LOS 5 Y 9 AÑOS - Dificultad para aprender a leer y escribir. - Tendencia a escribir números y letras en espejo (cambiar la p por la q, por ejemplo) o en orientación inadecuada. - Dificultad para distinguir la izquierda de la derecha. - Problemas para aprender series como la tabla de multiplicar, los días, los meses, las horas o el alfabeto. - Déficit de atención. - Problemas de comportamiento derivados de su frustración.
ENTRE LOS 9 Y LOS 12 AÑOS - Problemas de lectura. - Problemas de comprensión oral y escrita. - Escribir omitiendo letras o alterando el orden de letras, sílabas y/o palabras. - Escasa organización y dificultades para crear hábitos en casa y en la escuela. - Problemas para atender órdenes orales. - Dificultad para copiar lo que el profesor pone en la pizarra y para seguir el ritmo de las clases. - Falta de atención, conductas inapropiadas o inmadurez.
A PARTIR DE LOS 12 AÑOS - Tendencia a la escritura desordenada e ilegible. - Dificultades de expresión escrita, como el uso de frases inconexas. - Dificultad para relatar una secuencia de hechos. - Faltas ortográficas. - Cambios en los números de teléfono.
- Confusiones en el entendimiento de instrucciones verbales, orales o escritas. - Problemas para aprender idiomas. - Desorganización en casa y en el colegio. - Baja capacidad atencional. - Baja autoestima. - Aparición de comportamientos inapropiados o perturbadores. - Llamadas de atención o inhibición.

La disortografía

La disortografía es un trastorno específico de la escritura. El niño que lo padece comete constantes errores en la escritura, sobre todo faltas ortográficas, pero no tiene dificultades de lectura.
Para no confundirlo con errores de escritura, es importante aclarar que este trastorno se manifiesta como una particular dificultad para realizar correctamente la escritura. La disortografía se puede detectar a través de los escritos del niño. Algunas posibles causas son: * Perceptivas, como deficiencias en el desarrollo visual y auditivo.
* Espaciotemporales, presentando dificultades para diferenciar los rasgos característicos de las letras. * Intelectuales, es decir, no haber alcanzado la madurez suficiente como para lograr la transcripción correcta de las palabras.
* Problemas de lenguaje, como una mala pronunciación, que le pueda llevar a confundir letras; o un deficiente uso del vocabulario, que le imposibilite conocer cómo se escriben correctamente las palabras. * Psicológicas, por ejemplo, una baja motivación hacia el aprendizaje de la ortografía. * Pedagógicas, como el uso de métodos inadecuados para el aprendizaje de la ortografía.

La disgrafía

Es un trastorno que afecta a la calidad de la escritura, es decir, a su trazado. El niño con disgrafía muestra dificultad para escribir las letras de manera proporcionada, con los espacios adecuados y legibles. 
Algunas razones de la disgrafía son: * De tipo madurativo, como escasa motricidad, problemas de equilibrio, inestabilidad, trastornos del esquema corporal o en la orientación espacial. * De personalidad. * 
Afectivas, ya que el niño puede reflejar, a través de la escritura, su estado de ánimo o posibles tensiones emocionales. * Pedagógicas, como la falta de entrenamiento en la adquisición de destrezas motoras o la excesiva rigidez en los métodos de enseñanza de la escritura. 
Existen algunos rasgos que podemos observar en el niño con disgrafía, por ejemplo: - Postura incorrecta para escribir, como torcer demasiado el papel o su cuerpo. - Sujetar inadecuadamente el lápiz o bolígrafo. - 
Presionar demasiado o muy poco al escribir. - Ritmo de escritura muy lento o demasiado rápido. - Tamaño de las letras desproporcionado (demasiado grande o pequeño) como consecuencia de movimientos desproporcionados de los brazos, muñeca o de una mala sujeción del lápiz. - Forma de las letras alterada, llegando a ser incomprensibles. - 
Espaciado inadecuado entre letras o palabras que produce confusión en los límites de las palabras. - Trazos exagerados y gruesos o demasiado suaves y prácticamente inapreciables. - Inclinación excesiva de los renglones.

Cómo ayudar

Si un niño tiene dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura y no sabe cómo solucionarlas adecuadamente, puede recurrir a estrategias poco eficaces.
Algunas consecuencias negativas de ello pueden propiciar la aparición de problemas de ansiedad, bajo autoconcepto, trastornos psicosomáticos (alteraciones del sueño, de alimentación o alergias), constantes llamadas de atención, agresividad, inhibición, inseguridad, mostrarse vanidoso, problemas de concentración, fatiga, desinterés hacia el estudio, disminución de su rendimiento, bajas calificaciones escolares o pérdida de motivación hacia las tareas que requieren de la lectura o la escritura.
Por ello, aunque los rasgos que hemos visto no son determinantes, conviene que, si los detectas, facilites a tu hijo estrategias que le permitan superar sus déficit.
Aunque tu colaboración es fundamental, también conviene que acudas a un especialista que evalúe, diagnostique, diseñe un tratamiento personalizado para tu hijo y te facilite nuevas estrategias adecuadas a vuestras necesidades.

Pautas Útiles

* La colaboración entre los padres y el profesor es vital, puesto que la detección precoz de los trastornos de lectura y escritura permitirá compensar las dificultades del niño.
* El papel más importante de los padres quizá sea el de apoyo emocional y social. Conviene que el niño sienta que le entiendes, que sabes que tiene que realizar un esfuerzo mayor que otros niños pero que no por ello es incapaz de lograrlo.
* Si percibes que el niño se siente inseguro, muéstrale afecto para que comprenda que tu afecto es incondicional y que no depende de sus resultados escolares.
* Puedes explicarle en qué consiste su dificultad y animarle a superarla, proporcionándole nuestra ayuda si lo necesita. Si el niño piensa que puede tener éxito, intentará conseguirlo, a pesar de que precise de un esfuerzo mayor.
* Si tú también tuviste problemas en la escuela, cuéntaselos y dile cómo los superaste. Así, además de mostrarle estrategias adecuadas de mejora, podrá comprobar que no es el único niño con dificultades y aumentará su motivación hacia el cambio.
* A pesar de que te pueda preocupar su situación, intenta no expresarlo delante de él. Si el niño se siente evaluado, podría aumentar su ansiedad y, con ella, sus dificultades.
* Recuerda que cada niño es diferente y tiene unas necesidades. Evita ser demasiado exigente o presionar. Adecuar tu nivel de exigencia a la situación real del niño le ayudará a sentirse más seguro.
* Evita caer en la sobreprotección por ayudar a tu hijo. A pesar de que lo hagas por evitarle sufrimientos, el niño necesita aprender a superar sus dificultades y la única forma de hacerlo es enfrentándose a ellas. * No le compares con otros niños o con sus hermanos.
Aunque las comparaciones suelen utilizarse para motivar, puede que produzcan el efecto contrario y, además, dar lugar a rivalidades entre amigos y hermanos. Decir a tu hijo cuáles son sus cualidades y mostrarle estrategias de mejora será más eficaz que las comparaciones.
* Como hemos visto, estos trastornos pueden traer asociadas otras dificultades en la vida cotidiana como la confusión con las horas, desorden o no atender instrucciones. Procura mantener la tranquilidad. En lugar de repetir una instrucción muchas veces y terminar discutiendo, prueba a dar instrucciones cortas y claras.
* Si decides ayudar a tu hijo con las tareas escolares, evita que este momento se convierta en una fuente de conflictos. Pregúntale si desea tu ayuda.
En caso afirmativo, tu colaboración no ha de consistir en hacer los deberes por él. Puedes marcarle en términos concretos lo que va a hacer y facilitar tu colaboración cuando tenga dudas, no comprenda algo o desee repasar y comprobar si ya se sabe la lección. 
* Evita presionarle con el tiempo, ten claro que cada niño tiene su ritmo de aprendizaje. * En lugar de corregir sistemáticamente todos sus errores, procura centrar tu atención en las mejorías, para elogiarle y que pueda aumentar su motivación y autoestima. 
* Introduce la lectura y la escritura entre sus actividades de ocio. Procura que lea sobre cualquier tema que le divierta, no solo lo obligatorio del colegio. Anímale a que realice resúmenes de lo leído, o que escriba su diario o cuentos.
Si dedica de 10 a 30 minutos diarios de su tiempo libre a practicar la lectura y la escritura, sus dificultades irán disminuyendo.

Dislexia

La Dislexia o Trastorno específico de la lecto-escritura es uno de los problemas de aprendizaje más frecuente y más conocido. Podríamos definir la Dislexia como una dificultad significativa y persistente en la adquisición del lenguaje, y por tanto, con repercusiones en la escritura. Aparece de forma inesperada, a una edad temprana, cuando el niño se inicia en la lecto-escritura, independientemente de cualquier causa intelectual, cultural o emocional.

La Dislexia no es una falta de interés, motivación o una discapacidad sensorial. Es un problema de índole cognitivo, que afecta la codificación visual a  la verbal, la memoria a corto plazo, la percepción del orden y la secuenciación.

Se manifiesta como una dificultad de automatización especialmente en la lectura, la ortografía y en ocasiones también el cálculo aritmético.

No hay duda que la Dislexia es una dificultad, pero los padres deben tener claro que sólo se trata de una disfunción de aquellas áreas cerebrales implicadas en el proceso fonológico. No existe lesión cerebral.

Simplemente, es una particular manera de percibir el mundo, una forma diferente de interpretar ciertos símbolos o palabras, es decir, son personas con una habilidad distinta para el aprendizaje.

¿Qué puede hacernos sospechar que estamos ante una Dislexia?


Problemas a descartar, previamente:

  • Defectos en la visión
  • Defectos en la audición
  • Un C.I. (coeficiente intelectual) por debajo de lo normal
  • La existencia de alguna perturbación emocional primaria   
  • Que el problema se deba a una falta de instrucción
  • Que exista algún problema de salud grave que obstaculice el aprendizaje
  • Que no exista alguna lesión cerebral diagnosticable que pueda afectar al área del lenguaje
  • Que pueda darse el diagnóstico de algún retraso grave del desarrollo


Signos de detección precoz de la Dislexia:

1) Falta de conciencia fonológica, es decir:
  • Confunde fonemas, los invierte
  • Le cuesta percibir los fonemas     
  • Integra fonemas
  • Segmenta fonemas

2) Falta de memoria secuencial auditiva para:
  • Recordar números
  • Recordar frases
  • Recordar órdenes

3) Dificultades de acceso al léxico para:                                       
  • Denominar colores
  • Acceder al vocabulario durante el discurso
  • Hacer asociaciones semánticas 

Fuente
http://psicopedagogias.blogspot.com.ar/