Afasia

¿Qué es Afasia?
Afasia infantil
La afasia es un desorden del lenguaje producido por daños en un área específica del cerebro que controla la comprensión y expresión del lenguaje, y deja a una persona incapacitada para comunicarse efectivamente con los demás.

La afasia se presenta si el daño se produce en el lado (hemisferio) izquierdo del cerebro.

La afasia ocurre repentinamente, a menudo como el resultado de un accidente cerebrovascular o traumatismo encéfalocraneano, pero también se puede desarrollar lentamente, como en el caso de un tumor cerebral.

El trastorno deteriora la expresión y comprensión del idioma, así también como de la lectura y escritura.

La afasia podría presentarse en conjunto con otros trastornos de habla, como la disartria o la apraxia del habla, que también son resultados de daño cerebral.

Suele clasificarse en afasia de expresión o afasia receptiva o de comprensión.

El término afasia fue acuñado en 1864 por el médico francés Armand Trousseau. Significa falta de comunicación por el lenguaje y proviene de a —falta— y phasia —palabra—.

Se trata, según la definición de Trousseau, de un estado patológico que consiste en la pérdida completa o incompleta de la facultad de la palabra, con conservación de la inteligencia y de la integridad de los órganos de la fonación.

Podríamos simplificar la diversidad de definiciones de afasia describiéndola como una afección que degrada la capacidad de lenguaje a causa de lesiones en las áreas corticales del lenguaje o en las rutas de asociación cerebrales.

La afasia expresiva afecta al lenguaje hablado, mientras que la afasia receptiva afecta a la interpretación y memoria del lenguaje.

¿Cómo se produce la Afasia? 
Como ya lo mencionamos, las afasias son producidas, generalmente, por accidentes cerebrovasculares —los que en la actualidad constituyen el 75 por ciento de los casos— dando origen, por embolias o trombosis, a lesiones circunscritas.

También son causales de afasia los tumores cerebrales y los traumatismos craneales —los que pueden clasificarse en fracturas abiertas o contusiones cerebrales más o menos difusas—, así como pueden existir causas degenerativas demenciales —como Alzheimer, Pick, u otros— o infecciones, como la meningoencefalitis.

La aparición de la afasia es, por lo general, brusca y es la consecuencia de un accidente cerebrovascular o de un traumatismo craneano.

Según su severidad, se le determina una graduación que va de cero a cinco, donde cero corresponde a un estado grave —en donde el afásico (el que padece la afasia) no puede hablar ni comprender lo que se le dice—, y cinco, a un estado en que el paciente tiene mínimos deterioros observables en el habla, pudiendo presentar dificultades subjetivas no evidentes para el interlocutor.

Clasificaciones y características de la Afasia
Hasta no hace mucho tiempo se consideraba que la afasia era una enfermedad propia de la tercera edad, sin embargo, tras los avances científicos, al presente se la considera una patología con posibilidad de manifestarse a cualquier edad y momento.

Hay factores que pueden contribuir en su aparición, tales como el tabaquismo, el stress, el alcoholismo o una mala alimentación.

La afasia es clasificada de varias maneras. Por ejemplo, como ya dijimos, en expresiva o receptiva, pero una de las clasificaciones más importantes y más utilizadas es la que establece la diferencia entre afasia motora o expresiva a y afasia sensorial o sensitiva.

• La afasia motora o expresiva (o de Brocca) es la que se manifiesta con mayor frecuencia, habiendo sido, justamente, la primera que fue objetivo de estudio. En esta tipología de afasia, al producirse el accidente cerebrovascular originario, el paciente queda sin la facultad del habla, pero no sufre ningún tipo de alteración en cuanto a su capacidad de inteligencia.

Puede caracterizarse por la limitación de todo el lenguaje a una sola palabra o a una vocal, o a la inversión de los significados de antónimos como sí y no.

De esta forma, el enfermo, por más que lo intenta, no puede comunicarse mediante la palabra, haciéndolo generalmente a través de gestos, que no siempre resultan fáciles de descifrar.

También, en este caso, se debe tener en cuenta la dificultad en la articulación motora, por lo que pueden existir problemas para articular la lengua al expresarse, o bien presentarse dificultades en la escritura, así como hemiplejías con parálisis facial.

En cuanto a la afasia sensorial o sensitiva, relacionada científicamente como la lesión ubicada en la zona de Wernicke, los cuadros clínicos son diferentes, produciéndose la pérdida de la comprensión del lenguaje hablado y/o escrito.

En esta instancia, el enfermo puede hablar, pero no coordina las palabras o los sonidos, oye pero no entiende, ve las letras pero no es capaz de leer y escribir.

Con la afasia sensorial las palabras pierden su significación simbólica, sin la existencia de ningún trastorno motor, ni en la voz, como tampoco en la articulación del lenguaje.

En esta clase de afasia el paciente puede presentar dificultades en el reconocimiento de objetos inanimados a través del sentido del tacto o el de la vista, perdiendo su significación y con la imposibilidad de denominarlos.

Un ejemplo de esta deficiencia es la posibilidad de confundir objetos entre sí, así como sus utilidades —como por ejemplo un peine con un cepillo de dientes-, o no reconocer a una persona por sus facciones y sí hacerlo al escuchar su voz.

• Otra posibilidad de manifestación es la denominada afasia mixta, en la que se presentan en un mismo paciente tanto la afasia motora como la sensorial, con una diversidad de deficiencias propias tanto de una como de la otra.

Diagnóstico y tratamiento 
Ante la presunción de afasia, es fundamental para el médico realizar un examen completo a través de una cuidadosa y detallada historia clínica.

Si el paciente posee un estado medianamente grave de la enfermedad, en la que hay pocas posibilidades de comunicación, será necesaria la participación de un familiar, o de alguna persona cercana para poder proporcionar los datos necesarios, a fin de componer un estado pre-patológico del paciente.

Factores como la edad, el tiempo transcurrido desde el comienzo de la afección, el tipo y la extensión de la lesión originaria de la afasia, también conforman un canal de información fundamental para el diagnóstico y tratamiento del paciente.

Es también de suma importancia concretar un diagnóstico diferencial con ciertos estados que pueden semejarse, como por ejemplo, el mutismo de la demencia precoz, la idiocia o el mutismo histérico. Los antecedentes y demás manifestaciones somáticas podrán establecer la identificación del cuadro.

Una vez establecido el diagnóstico se debe determinar su variedad, su grado de severidad y la etapa de evolución en que se encuentra.

Los estudios para detectar, cuantificar y definir el tipo, gravedad y estadio de la afasia utilizados generalmente son la Tomografía Axial Computada, la Resonancia Magnética Nuclear, la Tomografía por Emisión de Positrones o la Medición del Flujo Sanguíneo Cerebral Regional, para mencionar algunos y a modo informativo.

Una vez determinado el diagnóstico, el tratamiento a implementar dependerá de muchos factores propios del grado y estado de la enfermedad del paciente, así como de las características particulares del mismo.

La posibilidad de volver a constituir el mundo va a depender de un buen tratamiento neurológico, pero sobre todo de uno interdisciplinario.

En algunos casos un individuo se recuperará completamente de la afasia sin tratamiento. Este tipo de "recuperación espontánea" ocurre generalmente luego de sufrir un ataque transitorio isquémico (TIA, por su sigla en inglés), una clase de accidente cerebrovascular en el cual el flujo sanguíneo que va al cerebro es momentáneamente interrumpido, pero restaurado rápidamente.

La Fuente Utilizada:
http://www.profesorenlinea.cl/ 

Aumenta el diagnóstico de trastorno bipolar en los chicos
Hasta hace diez años se pensaba que sólo aparecía a partir de la adolescencia.
En los últimos tiempos ha aumentado el diagnóstico del trastorno bipolar en niños y adolescentes, afección que hasta hace diez años se creía que comenzaba sólo en la adolescencia.

Es que hoy los expertos están observando que los síntomas aparecen más temprano en la vida de lo que anteriormente se pensaba, incluso en la niñez. Por el momento, no hay ningún estudio epidemiológico nacional o internacional disponible sobre el trastorno en la edad pediátrica.

"Del 20 al 40% de los adultos refieren que el inicio de su trastorno se realiza en edades tempranas, en la segunda infancia (entre los 6 y 14 años) y la adolescencia.

Esto quiere decir que un gran porcentaje de los trastornos bipolares en adultos ya presentaban los síntomas en aquellas edades", afirmó a LA NACION Jorge Coppola, médico psiquiatra, director de Asistencia del Instituto Nacional de Psicopatología (Inapsi).

"El diagnóstico de esta afección está creciendo entre la población, incluso ahora se diagnostica en niños menores de diez años", aclaró el experto.

En la Argentina no hay estadísticas oficiales, pero según datos provenientes de los Estados Unidos y de Europa, un 5 % de la población mundial lo padecería.

Los especialistas consultados coincidieron en que el tratamiento y el diagnóstico precoces ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas bipolares.

"Uno de los mayores problemas para tratar este trastorno es la complejidad de su diagnóstico", explicó el doctor Sergio Strejilevich, médico psiquiatra, jefe del Programa de Trastornos Bipolares del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.

Según afirman investigadores en un reciente artículo publicado en el diario The New York Times, el número de niños y adolescentes norteamericanos diagnosticados con este trastorno aumentó en forma significativa desde 2003.

Hasta hace pocos años, se creía que sólo abarcaba a la adultez, pero en los 90, los psiquiatras empezaron a observar más de cerca los síntomas de los pacientes más jóvenes.

Algunos expertos opinaron que existe una mayor conciencia, reflejada en el aumento de los diagnósticos que está llevando a los chicos a obtener el tratamiento que necesitan.

"Hay un mayor conocimiento de las características de la bipolaridad y por eso se la diagnostica más. Antes era posible que a un paciente con este tipo de trastorno se le diagnosticara la esquizofrenia u otro tipo de enfermedades", sostuvo Coppola.

Esto provocaba un daño, ya que los tratamientos para la esquizofrenia son muy diferentes. Para el trastorno bipolar "se usan básicamente los anticurrenciales, como las sales de litio".

"La diferencia -precisó el experto- es notoria: la bipolaridad es un trastorno afectivo y el de la esquizofrenia es cognitivo."

Los investigadores descubrieron que la mayoría de los niños que califican con el diagnóstico no llegan a desarrollar las características clásicas del trastorno bipolar adulto como la manía. Es más probable que se tornen depresivos.

Los chicos que padecen este tipo de trastorno presentan síntomas diferentes de los del adulto. "Los niños son más proclives a mostrar la enfermedad con irritabilidad, insomnio, problemas de conducta en la escuela. En cambio, el adulto oscila entre la manía y la depresión", dijo Coppola.

"Son chicos difíciles, disconformes, impulsivos y que no saben convivir, lo cual genera perturbaciones en el ámbito familiar y escolar", añadió la doctora Lucila Agnese, médica psiquiatra, directora de la carrera de especialización de Psiquiatría Infantojuvenil de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

La experta señaló que se ha afinado el tema del diagnóstico y que no era fácil de hacerlo en una primera entrevista. Aseguró que el aumento de los casos tenía que ver con el nivel de estrés cotidiano y los factores socioambientales. "En la actualidad, los niños viven muy estresados", agregó.

La enfermedad es crónica y tiene un componente hereditario. "El 80% de las razones es genética", señalo Strejilevich. Si bien la causa exacta de la enfermedad es desconocida, "los antecedentes familiares son importantes", dijo Agnese.

A veces en los niños, el trastorno bipolar puede tener "una cierta comorbilidad, esto se define por la presencia de dos o más enfermedades independientes en una misma persona. Pueden manifestarse como problemas de aprendizaje, déficit de atención, además de padecer la bipolaridad", subrayó Agnese.

"En la actualidad existe un mejor reconocimiento de las enfermedades, que hace diez años. Los datos a nivel mundial muestran que 7 de cada 10 personas con trastornos bipolares sufren diagnósticos erróneos y los pacientes tienen que esperar cerca de 8 años desde la primera consulta hasta un diagnóstico acertado.

Se sigue diagnosticando tarde y mal", sostuvo Strejilevich. Aunque reconoció que en los últimos diez años, esto se ha ido revirtiendo por el avance de la neurociencia, y dijo que también dependía del nivel de entrenamiento de cada profesional.

En cuanto al tratamiento, es fundamental que la parte terapéutica, la farmacológica y la psicoeducativa se realicen en forma coordinada: "Es necesario que el profesional tenga un buen ojo clínico y realice una evaluación profunda: cómo es la relación en la familia, cuáles son los síntomas del chico, una buena historia clínica", precisó el doctor Roberto Yunes, director del hospital Tobar García.

Del mismo modo, Coppola recomendó estar atentos a la presentación de esta patología en la infancia para poder instalar el tratamiento médico adecuado lo más rápidamente posible.

Trastorno bipolar en niños
Estudio sobre la bipolaridad en edades tempranas
          La enfermedad bipolar (o maníaco-depresiva) es una enfermedad seria pero médicamente tratable que afecta al cerebro y está caracterizado por cambios bruscos en el humor, la energía y el comportamiento. Los síntomas pueden presentarse en la infancia o niñez temprana, o pueden surgir de repente en la adolescencia o edad adulta.
        
  Hasta hace poco, era raro hacer un diagnóstico de este trastorno en niños. Los médicos ahora pueden reconocer y tratar la enfermedad bipolar en niños pequeños.
          
La intervención y tratamiento tempranos ofrecen la mejor oportunidad para el niño con enfermedad bipolar, para ganar en estabilidad y que así pueda crecer y aprender al máximo de sus posibilidades. Un tratamiento apropiado puede minimizar los efectos adversos que la enfermedad tiene sobre sus vidas y su familia.
         
 Las familias de niños y adolescentes afectados casi siempre están desconcertadas por la enfermedad de comienzo temprano y sienten desesperadamente la necesidad de información y de apoyo. En esta sección de la página web de la CABF, Usted encontrará las respuestas a algunas de las preguntas más comunes formuladas acerca del trastorno.

¿Cuál es la frecuencia de la enfermedad bipolar en niños?
          No se sabe porque hay pocos estudios sobre esta enfermedad. Sin embargo, la enfermedad bipolar afecta a alrededor de un 1-2 de adultos en el mundo. Cuanto más aprendemos acerca de ésta enfermedad, más descubrimos que también aparece en niños.
  • Se sospecha que un número significativo de niños diagnosticados de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en EE.UU sufren una enfermedad bipolar incipiente junto al TDAH o en lugar de éste.
  • De acuerdo con la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, hasta un tercio de los 3,4 millones de niños y adolescentes con depresión en los Estados Unidos podrían, de hecho, estar experimentando una enfermedad bipolar incipiente.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad bipolar en niños?
          La enfermedad bipolar está caracterizada por marcados cambios en el humor y la energía. La mayoría de adultos con esta enfermedad sufren estados persistentes de extrema euforia o agitación acompañados por energía alta, denominados manía. Los estados persistentes de extrema tristeza o irritabilidad acompañados de energía baja se denominan depresión.
         
 Sin embargo, la enfermedad se manifiesta de manera diferente en niños. Los niños, normalmente, tienen un trastorno del humor continuo que es una mezcla de manía y depresión. Este ciclo rápido y severo de humor produce irritabilidad crónica y pocos períodos claros de normalidad entre los episodios.
Los síntomas podrían incluir:
  • Humor expansivo (eufórico) o irritable
  • Depresión
  • Cambios de humor rápidos que pueden durar desde unas horas hasta unos pocos días
  • Rabia explosiva, duradera y a menudo destructiva
  • Ansiedad por separación
  • Desafío a la autoridad
  • Hiperactividad, agitación y distraibilidad
  • Pocas horas de sueño o, al contrario, muchas horas de sueño
  • Eneuresis y terrores nocturnos
  • "Antojos" fuertes y frecuentes, a menudo de caramelos y carbohidratos
  • Implicación excesiva en múltiples proyectos y actividades
  • Disminución de la capacidad de juicio, impulsividad, pensamiento acelerado y presión del habla
  • Comportamientos atrevidos y peligrosos
  • Comportamiento sexual precoz o inapropiado
  • Delirios y alucinaciones
  • Creencia grandiosa de sus propias habilidades que desafían las leyes de la lógica (por ejemplo, habilidad para volar)
          Los síntomas de la enfermedad bipolar pueden surgir en la infancia. Las madres, a menudo, refieren que los niños diagnosticados más tarde de este trastorno habían sido extremadamente difíciles de calmar y dormían de modo irregular. Parecían ser extremadamente dependientes y desde una edad muy temprana tenían rabietas o enfados incontrolables y desproporcionados. La palabra "no" a menudo provocan estos enfados.
          
Varios estudios en curso están investigando más características de los niños afectados. Los investigadores están estudiando, con resultados prometedores, la efectividad y seguridad de los tratamientos adultos en niños. La CABF informará de todos los descubrimientos acerca de la enfermedad bipolar incipiente e incluirá los artículos más importantes en nuestra biblioteca cuando sea posible.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad bipolar en adolescentes?
          En adolescentes, la enfermedad bipolar podría parecerse a cualquiera de las siguientes presentaciones clásicas de la enfermedad en adultos.
Bipolar I. En esta forma, el adolescente experimenta episodios alternativos de depresión y manía intensa y algunas veces psicótica.
Los síntomas de manía incluyen:
  • Humor elevado, expansivo o irritable
  • Disminución de la necesidad de dormir
  • Lenguaje acelerado y presión del habla
  • Delirios de grandeza
  • Implicación excesiva en actividades placenteras pero arriesgadas
  • Aumento de la actividad física y mental
  • Baja capacidad de juicio
  • En casos severos, alucinaciones
Los síntomas de depresión incluyen:
  • Tristeza intensa generalizada y lloros
  • Dormir mucho o incapacidad para dormir
  • Agitación e irritabilidad
  • Abandono de actividades de las que disfrutaba
  • Malos resultados académicos e incapacidad para concentrarse
  • Ideas de muerte y suicidio
  • Energía baja
  • Cambio significativo en el apetito

Entre los episodios hay períodos de bienestar relativo o completo.
  • Bipolar II. En esta forma, el adolescente experimenta episodios de hipomanía entre periodos de depresión recurrentes. La hipomanía es el humor marcadamente elevado o irritable acompañado de un aumento de la energía física y mental. La hipomanía puede ser una época de gran creatividad.

  • Ciclotimia. Los adolescentes que sufren el trastorno en esta forma experimentan periodos de cambios en el humor claros pero menos severos.

  • Enfermedad bipolar no especificado. Los doctores hacen este diagnóstico cuando no está claro qué tipo de enfermedad bipolar está surgiendo.

          Para algunos adolescentes, una pérdida u otro acontecimiento traumático podría desencadenar un primer episodio de depresión o manía. Los episodios que vienen detrás podrían ocurrir independientemente de cualquier estrés obvio, o podrían empeorar con el estrés.

La pubertad es un período de riesgo. En las chicas, la primera menstruación puede desencadenar la enfermedad, y los síntomas a menudo varían en gravedad con el ciclo menstrual.
         
 Una vez que la enfermedad ha surgido, los episodios tienden a recurrir y empeorar sin tratamiento. Los estudios muestran que desde que los primeros síntomas aparecen hasta que comienza el tratamiento pasan una media de diez años. La CABF anima a los padres a que su hijo adolescente se someta a una evaluación por un especialista si cuatro o más síntomas de los arriba mencionados persisten más de dos semanas.

Una pronta intervención e instauración de tratamiento puede marcar la diferencia durante esta época crítica de desarrollo.
 
¿Está la adicción y el abuso de sustancias relacionado con el trastorno bipolar?
Una mayoría de adolescentes sin tratar abusan del alcohol y las drogas. Cualquier niño o adolescente que abusa de sustancias debería ser evaluado.

Fuentes:
http://www.lanacion.com.ar/  
http://www.bipolarweb.com/