Dislexia

Ejercicios de lectura y escritura curan dislexia
Si posee dificultades para leer y confunde la escritura de las letras es probable que padezca dislexia, estos son los síntomas más generales de esta enfermedad, cuyo origen no lo determina aún la ciencia, explica el psiquiatra Eduardo Tigua.

La dislexia es un problema cognitivo a nivel de la lectura, que se detecta más frecuentemente en los niños, sin embargo puede también presentarse en la adultez.

Está clasificada dentro de las enfermedades criptogénicas, es decir, de origen oscuro, puesto que no se ha podido probar si hay una base fisiológica para su aparición o si esta tiene marcado su origen en los genes, o sea, si es hereditaria.

La persona con dislexia confunde las letras tanto al escribir como al leer, lo que es conocido en psicología como interacción de espejo. “Estos pacientes escriben al revés letras como la y, la e, la p y la b, las confunden, y esto ocasiona problemas en la lectura”, indica.

El neurólogo español Francisco Puente Farrera clasifica en un estudio la dislexia por el tipo de casos.

Menciona entre estos: lectura lenta, errores fonológicos, por ejemplo, leer ‘seso’ por ‘queso’; dificultades en
Que es la diselxia
diferenciar la d por la b y viceversa, como leer: ‘lodo’, por la palabra ‘lobo’. También se pueden presentar omisiones al escribir conjunciones o artículos en párrafos; adiciones de estos elementos en las oraciones y haber una lectura silenciosa de mejor calidad que en voz alta.

Los niños la desarrollan entre los 8 y los 10 años, dice Tigua, y agrega que se puede presentar en niveles medio y avanzado. “La dislexia media hace que el paciente lea brevemente o confunda algunas letras, y la avanzada limita a la persona a leer correctamente.

“La impotencia la empuja a desertar en los estudios académicos”, indica Tigua y advierte que esta es la mayor consecuencia de padecer esta enfermedad.

Sin embargo, existe una solución. Se denomina reeducación terapéutica y consiste en ejercicios de escritura parecidos a los que se hacen en la primaria con bolitas y palitos. El especialista encargado de tratar a los pacientes es un psicólogo, agrega Tigua.

El psicólogo Javier Espinoza, quien ha tratado a pacientes con dislexia, indica que el éxito del tratamiento dependerá de la disciplina del paciente y del apoyo de la familia.

Dice también que no hay un tiempo determinado para ver resultados, esto dependerá de la asimilación y el nivel comunicacional del paciente, sea adulto o menor de edad.

El engorroso baile de letras y números
A Albert Einstein sus profesores le acusaban de «ser lento mentalmente» y a Agatha Christie su familia le calificaba de «retrasada». A los ojos de los demás tal vez parecían deficientes mentales. Nada de eso. Su problema se llama dislexia.

Un trastorno específico del aprendizaje (TEA), que crea grandes dificultades para leer y escribir correctamente, y tras el que se esconde el fracaso escolar de muchos niños.

Y es que la línea que separa el éxito del fracaso en estos casos es muy delgada. Por ello los expertos advierten de la importancia de un diagnóstico «precoz y adecuado».

Vicente Oltra, psicólogo y pedagogo especializado en dislexia, define este problema como «la dificultad en el aprendizaje de la lecto-escritura, que no es debida a ningún otro trastorno ni deficiencia intelectual, visual o auditiva».

Este concepto técnico se traduce en la confusión con la que tienen que batallar los disléxicos ante la imposibilidad de establecer una conexión entre lo que ven en el papel, cómo se escribe o cómo se lee. No existen datos oficiales, aunque se calcula que en España un 4% de la población es disléxica (aproximadamente 1,8 millones de personas).

Cuando un niño de entre 5 y 6 años revela dificultades para leer porque lo hace con lentitud, de manera atascada o alterando el orden de las palabras deben atenderse estas luces de alarma.

Y más especialmente cuando el pequeño confunde las letras 'b', 'd', 'p' y 'q', un síntoma que los expertos denominan escritura en espejo.

Así, mientras lo correcto sería que 'el niño que iba por la vereda', los disléxicos leen 'el niño pue ida qor la vereba'.

Es durante la primaria, con el primer contacto con la lectura y la escritura, donde debería atajarse el problema -señala Orta-, pues este trastorno es uno de los que «interfiere más en el desarrollo académico y el que más hace sufrir al niño».

Se siente frustrado y marginado al no poder seguir el mismo ritmo de aprendizaje que sus compañeros.

Desde 2006 la Ley Orgánica de Educación incluye el artículo 'Dificultades Específicas de Aprendizaje', en el que se establece que «las Administraciones educativas dispondrán los medios necesarios para que todo el alumnado alcance el máximo desarrollo personal, intelectual, social y emocional».

«Por desgracia no tengo la impresión de que se haya avanzado significativamente», lamenta Oltra, quien añade el desaprovechamiento de los buenos profesionales que hay en España. Por su parte, Anna Sans, neuropediatra del hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, señala que tenemos «un sistema educativo excesivamente rígido».

En un aula donde media existen 30 niños, en la que todos siguen el mismo plan de estudios y atienden al mismo ritmo de enseñanza resultará complicado que un profesor atienda casos especiales.

«No hay suficiente atención al problema y se sigue la tendencia cómoda de atribuirlo a la mala voluntad del niño, a la pereza o la distracción, contribuyendo a un sufrimiento inútil y evitable».

Los expertos apuntan que junto a la dislexia pueden cohabitar otros trastornos del aprendizaje, como la disgrafía (escritura torpe, omiten o juntan letras) o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (distracción, inquietud, impulsividad); aunque la mayor coexistencia se da con la discalculia, entre un 17 y 64% de los casos, según el estudio Faros, del hospital Sant Joan de Deu.

Conocida como la dislexia de las matemáticas, la discalculia -con base neurobiológica- es la disfunción que interfiere en la capacidad de aprendizaje del cálculo.

En los niños, esta dificultad causa mucho sufrimiento, especialmente en los primeros años escolares (6 y 8 años)

Fuentes utilizadas:

http://www.eluniverso.com/
http://www.laverdad.es/
http://www.elnuevodia.com