Trastorno bipolar infantil |
Cada vez son más frecuentes los casos de psicosis infantiles
Dos especialistas en psiquiatría infanto juvenil disertaron el fin de semana en Corrientes en el marco de un curso de actualización para psicólogos, psiquiátras y médicos especialistas en salud mental.Coincidieron en señalar que la esquizofrenia es la principal presentación de las psicosis y que el trastorno bipolar está siendo subdiagnosticado. Ambas patologías presentan alta tasa de suicidios.
Delirio, alucinaciones, alteraciones del lenguaje y conducta, retraimiento, aislamiento y dificultades cognitivas, son algunas de las principales manifestaciones en que se presentan las psicosis en infantes y jóvenes, una realidad que golpea cada vez más en diferentes estratos sociales de nuestro país, y de la que Corrientes no está exenta.
Sobre la esquizofrenia, la principal presentación de la psicosis, sus manifestaciones, cuadros clínicos, síntomas frecuentes, reconocimiento, tratamientos y medicaciones recomendadas expuso el fin de semana en Corrientes el doctor Fernando Zan, especialista en psiquiatría infanto juvenil.
Zan, formado en la Universidad de Buenos Aires, es presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatría Infanto Juvenil (AAPI), una Sociedad Científica que brinda capacitación y actualización a profesionales de la salud mental de todo el país.
El viernes 18 y sábado 19 de junio fue el principal dictante del cuarto módulo del Curso de Actualización "Psiquiatría Infanto Juvenil" que organiza la Delegación Corrientes de la AAPI, donde brindó su punto de vista en torno al tema "Psicosis infantiles".
Y lo hizo ante un auditorio conformado por psicólogos, psiquiátras, licenciados en psicología y médicos especialistas en salud mental de la región.
Zan reconoció que la esquizofrenia es la psicosis más grave, frecuente y reconocida, pero aseguró también que hay que saber diferenciar cuadros psicóticos propiamente dicho cuando la psicosis es primaria.
"Ese es el síntoma distintivo de otras manifestaciones psicóticas que pueden agregarse a otros cuadros como por ejemplo producido por el consumo de sustancias, trastornos bipolares, personalidades burn-out, psicosis breves o reactivas", resaltó el titular de AAPI consultado por semanaprofesional.com.
Sobre el tratamiento y cura de estas patologías presentes en niños, dijo que son tratadas, y en algunos casos se logra rehabilitar a los pacientes. "En psiquiatría hay que hablar de estabilización o compensación, pero no de curación", remarcó.
-Una persona que en la infancia tuvo casos de esquizofrenia con éxito en su tratamiento, ¿puede volver a vivir experiencias similares ya siendo adulto?
La esquizofrenia es un trastorno crónico, por lo tanto una persona que la padeció de niño o jóven, tiene posibilidades que en el futuro tenga un episodio agudo.
Por eso los medicamentos y tratamientos son a largo plazo. Son tratamientos crónicos. Yo no diría que son de por vida, porque hay que ir evaluando cada paciente.
-Considera que el consumo de drogas aumenta el riesgo de psicosis en los adolescentes
Si. Justamente hay chicos que por haber consumido drogas disparan procesos psicóticos que de otra manera no se hubieran registrados.
"Trastorno de conducta disruptiva y trastorno bipolar"
Sobre este tema expuso Andrea Abadi médica, psiquiatra infanto juvenil, formada en el curso superior del de la Universidad de Buenos Aires, quien actualmente se desempeña en el Servicio de Salud Mental del Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires y también es miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatría Infantil.
Abadi explicó en el curso sobre trastorno bipolar en la infancia y sintomas clínicos, e hizo hincapié en el reconocimiento de la bipolaridad en la infancia y sus eventuales tratamientos farmacológicos que hay para la presentación clínica de la bipolaridad infantil.
Sobre la bipolaridad dijo que es una enfermedad de origen biológico que se transmite generalmente genéticamente. "Suele haber antecedentes familiares de algún trastorno del espectro afectivo, ya sea bipolar de presiones en la familia, que genera si no se trata, un gran deterioro de las funcionalidades de individuo", explicó.
-La bipolaridad es una patología común en niños
Es más común de lo que se diagnostica, porque es un cuadro de curso crónico y la prevalencia en adulto es del 1 por ciento en población general y suponemos que no hay el suficiente diagnóstico, no porque la gente no sepa, sino porque la presentación clínica en la infancia es bastante difícil de reconocer y se confunde bastantemente con otros cuadros de la infancia.
-Entonces se está subdiagnosticando
No estamos diagnosticando bien en este momento. Algunos profesionales están diagnosticando mucho.
-Si se controla en la infancia puede volver cuando el paciente es adulto
La bipolaridad es una enfermedad de curso crónico. Cuando aparece se controla pero no se cura. Para el control hay que recibir medicaciones específicas. Si alguien tuvo trastorno bipolar en la infancia seguramente a lo largo de la vida va a tener manifestaciones clínicas.
Es un cuadro que tiene una muy buena respuesta al cuadro farmacológico. Si sostiene la medicación y comienzan a reconocer sus cambios anímicos muy precozmente en general no tienen porque tener problemas.
-Son propensos al suicidio quienes padecen esta patología?
Tienen una altísima tasa de casos de suicidios, tanto en la parte maníaca como en la depresiva. En los dos polos los pacientes tienen mayores chances de cometer un suicidio.
Perfil descriptivo de los ninos diagnosticados o con sospecha de trastorno bipolar
La bipolaridad infantil es un diagnóstico que se está
realizando en el área de salud mental a niños y niñas desde temprana
edad. Los psiquiatras y psicólogos, presentan mucha confusión para
realizar un diagnóstico diferencial en identificar características
relacionadas a un cuadro de bipolaridad de aquéllas clasificadas en
otros trastornos infantiles.
Existe mucha controversia en términos de cómo se está realizando este diagnóstico de bipolaridad infantil, específicamente qué criterios clínicos se están utilizando, debido a que los criterios clínicos integrados en el DSM IV-TR están dirigidos a la adultez, aunque no descarta que se pueda asignar este diagnóstico a menores.
Sin embargo, el número de casos de niños y niñas diagnosticados con características de bipolaridad continúa en aumento a través de los años.
El propósito de este estudio fue identificar y describir las conductas o síntomas presentadas por los niños diagnosticados con bipolaridad infantil entre las edades de 6 a 12 años de edad. El estudio fue dirigido también a identificar los criterios clínicos utilizados por los profesionales de salud mental para realizar el diagnóstico de bipolaridad infantil.
El diseño de investigación utilizado para realizar este estudio fue uno tipo exploratorio y descriptivo a través del método mixto.
Se utilizaron técnicas cuantitativas y cualitativas para la recopilación de los datos. Las técnicas cuantitativas utilizadas consistieron en la administración de escalas y pruebas estructuradas a través de los instrumentos del CBQ, Jeannie & Jeaffrey y Hoja de Cotejo de Síntomas.
Un análisis de contenido fue realizado como técnica cualitativa para analizar la información obtenida a través de las entrevistas y revisión de expedientes. Un total de 41 participantes y 15 expedientes clínicos fueron considerados como la muestra en este estudio.
Los resultados de este estudio evidenciaron que los niños están presentando características que se asocian a un cuadro de bipolaridad desde muy temprana edad. Esta información fue constatada positivamente en la muestra, cuando se compararon los resultados obtenidos a través de las pruebas estructuradas con las observaciones clínicas realizadas por los profesionales de salud mental y los diagnósticos formales.
Se evidenció también características específicas de manía y depresión que describen episodios de bipolaridad en la población pediátrica.
La excesiva irritabilidad y agresividad fueron las características principales observadas en estos niños, tanto en la fase de manía como en la de depresión y una marcada variabilidad en los estados de ánimo.
Criterios clínicos fueron identificados por los profesionales de salud mental (psiquiatras y psicólogas) para un diagnóstico diferencial de bipolaridad infantil.
De esta investigación se concluye, que los síntomas de manía y depresión pueden ser evidenciados en la niñez y que pueden manifestarse a cualquier edad en las etapas de desarrollo.
La edad promedio de inicio de síntomas, que se asocian a bipolaridad identificadas en la muestra de participantes fue entre los 6 a 8 años de edad; siendo los 7 años la edad promedio en que le fue otorgado el diagnóstico.
Las características de manía y depresión, pueden ser descritas en episodios que sugieren un cuadro de bipolaridad en la niñez. Se recomienda realizar más estudios sobre este diagnóstico y su aplicabilidad pediátrica.
Más del 90 por ciento de los casos de suicidio está relacionado con el padecimiento de, al menos, un trastorno mental del individuo que lo consuma, asegura Julieta Montejo, profesora adjunta de Psiquiatría en la Universidad de California (Estados Unidos) y coordinadora del XIII Simposio Internacional de Avances en Psiquiatría.
De entre todos, continúa, “la depresión es la enfermedad que mayor índice de suicidios provoca, resultando especialmente letal cuando se combina con el abuso o la dependencia del alcohol”.
Además de estos factores, determinantes a la hora de tomar la decisión de quitarse la vida, hallazgos actuales apuntan a la neurobiología, la genética y aspectos clínicos que indican propensión a estas expresiones fenotípicas. La investigación en factores biológicos de suicidio comienza a mediados de los años sesenta con las mediciones de la hormonas esteroideas en la orina.
Pero la incorporación de las nuevas tecnologías ha conseguido grandes avances en este sentido, usado pruebas neuroendocrinas como el test de supresión de dexametasona y, más recientemente, el empleo de tecnologías relacionadas con genética (sobre todo con polimorfismos funcionales) y las técnicas de neuroimagen.
Y lo último que se ha empezado a utilizar es la combinación de datos de genética con técnicas de neuroimagen funcional.
Integrar todos esos factores para definir un modelo que sirva de esquema para explicar la manifestación del comportamiento suicida es el objetivo de María Oquendo, subdirectora del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia y del New York Estate Psychiatric Institute de Nueva York, quien presentó su propuesta combinando, por lado, aspectos de la conducta (psicopatológicos) con factores genéticos predisponentes y ambientales, (muchos relacionados con los primeros estímulos en el inicio de la vida), junto con estresantes que pueden desencadenarlo, como enfermedades mentales o acontecimientos vitales adversos.
“El objetivo es encontrar un modelo que nos permita predecir y conocer mejor cuáles son los problemas de los pacientes para tratarlos mejor. No sólo es un tema de prevención primaria sino también secundaria, terciaria e incluso de tratamiento”, asegura Enrique Baca, del Servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, y experto en el tema, que también participó en el simposio.
Respecto al tratamiento, éste fue motivo de controversia en la mesa. Así, algunos expertos defienden que si se controla bien la enfermedad mental el riesgo de suicidio disminuye, mientras que otros sostienen que esto es una parte pero que hay tratamientos que se ve que específicamente mejoran en pacientes la prevención de suicidio.
“Yo me inclino a pensar que el suicido es una entidad aparte de los trastornos mentales. No es una complicación de éstos, sino una entidad en sí misma”, aseguró Baca.
Según este experto, los factores neuroendocrinos están más claros “sobre todo el test de supresión de dexametasona, lo que pasa es que es muy inespecífico”.
En cuanto a la influencia de la genética, se sabe que el 45 por ciento de la conducta suicida se puede explicar por factores hereditarios, aunque todavía no se puede decir que se haya descubierto el gen o los genes responsables.
“Sabemos que hay algunos, por ejemplo, una mutación en el promotor del gen del transportador de serotonina se sabe que está relacionada con el suicidio. Otra mutación de este mismo gen también está implicada es el intrón-2″.
Según los datos de suicidio consumado de la OMS, España presenta una de las tasas más bajas de Europa, pero ha sufrido, por razones no suficientemente aclaradas, “un aumento considerable del ritmo de crecimiento entre la población pediátrica y adolescente”, dijo Montejo.
Los niños fueron de nuevo objeto de atención en el simposio como pacientes del trastorno bipolar (TB). Si hasta hace poco se dudaba de que éste pudiera afectar a la población infantil, estudios retrospecivos realizados sobre pacientes adultos muestran que una proporción significativa —cerca del 8 por ciento— había experimentado las primeras manifestaciones de esta patología entre los 3 y los 14 años.
“La mayoría empieza a mostrar síntomas a partir de los 12 años, sobre todo depresión. Y se estima que la mitad de estos niños (con depresión unipolar), de mayores tendrán TB, por lo que es fundamental hacer un seguimiento.
Además, otro factor predictor es el diagnóstico de algún familiar”, indicó el profesor Nassir Ghaemi, director del Programa de Investigación del TB de la Universidad de Emory, en EEUU, si bien en su opinión, seguramente la incidencia sea menor que en adultos (de entre 2 y 5 por ciento) aunque hay un problema de infradiagnóstico.
Éste es, precisamente, uno de los principales escollos de esta patología, fundamentalmente por el enmascaramiento que producen otras patologías más frecuentes como son los trastornos de conducta o el de déficit de atención e hiperactividad, confirmó Montejo.
En cuanto al tratamiento, aún no hay consenso por falta de datos a largo plazo. Algunos autores apuestan por no dar fármacos; otros por usar estabilizantes (únicos medicamentos eficaces en adultos) y otros por realizar intervenciones psicosociales.
“Yo soy partidario de los estabilizadores (litio) a dosis bajas y, en épocas de depresión severa, administrar antidepresivos durante poco tiempo, no más de dos meses y en episodios de manía dar antipsicóticos a corto plazo”, señaló Ghaemi.
Además de valorar las peculiaridades que ofrece el tratamiento farmacológico y psicoterápico en edad infanto-juvenil, la investigación del TB en esta edad “se orienta primordialmente a la identificación de las manifestaciones conductuales y emocionales infantiles, ya que éstas parecen ser precursoras de este trastorno”, dijo José Luis Ayuso, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid y coordinadores del simposio.
A pesar del éxito evidente de los antidepresivos actuales existen limitaciones significativas, como las interacciones farmacológicas y los efectos secundarios, especialmente la lentitud del inicio de la respuesta clínica ha sido objeto de preocupación.
Hasta hace poco este retraso se explicaba teniendo en cuenta el tiempo que requieren los cambios celulares adaptativos.
Sin embargo, recientemente se ha descubierto que los fármacos que bloquean los receptores de glutamato NMDA producen una rápida y mantenida respuesta, planteando la cuestión de si los futuros antidepresivos, actuando sobre los sistemas neurotrasmisores estimulantes, podrían actuar rápidamente.
Sobre ello habló Brian Leonard, profesor de Farmacología de la Universidad de Galway, en Irlanda, quien destacó otros aspectos de las limitaciones de estos fármacos, como la evidencia epidemiológica de que la depresión es, con frecuencia, un preludio de la demencia, sobre todo en ancianos.
Este hecho plantea la cuestión de si los antidepresivos convencionales actuando como agentes antiinflamatorios en el cerebro podrían proteger al paciente frente al progreso de la demencia.
De ser así, Leonard se plantea una pregunta: ¿podría una generación futura de antidepresivos ser modulador de la neurotrasmisión monoaminérgica?
Por otra parte y como apuntó Julio Vallejo, jefe de Servicio del Hospital de Bellvitge, ya se ha demostrado una mayor efectividad de los fármacos noradrenérgicos para depresiones que cursen con síntomas como la inhibición, la abulia, la somnolencia o la falta de motivación.
Trastorno Bipolar en Niños y Adolescentes
Antes no se daba importancia a la existencia de niños con Trastorno Bipolar. Hoy en día, conocido su aspecto genético, es importante estudiar la posibilidad de que niños, con pacientes bipolares en su parentesco de primer o segundo grado, padezcan también un TB.
¿Con qué puede confundirse el trastorno bipolar infantil?
· Básicamente con el trastorno por déficit de atención.
· Depresión monopolar infantil.
· Trastornos de conducta de naturaleza emocional, o ligada a retrasos del desarrollo.
· Síntomas predominantes en el trastorno bipolar infantil o adolescente
Igual que en los adultos:
· Cambios en el estado de ánimo y en la actividad, aunque no necesariamente iguales que en los adultos. Los cambios se asocian más a una mezcla de síntomas maníacos y depresivos, constituyendo un estado mixto, o con cambios bruscos y rápidos entre la agitación y la depresión. Pueden ser estados muy intensos (gran exaltación, depresión grave).
· irritabilidad que llega a la furia, explosiva o destructiva.
· actitud negativista y desafiante.
· hipersexualidad muy infrecuente en la edad infantil
· incapacidad para "entender" las situaciones, lo que da lugar a comportamientos muy inadaptados.
· trastornos del pensamiento, paranoias, delirios...
· trastornos del sueño (insomnio en fases de exaltación, somnolencia en fases depresivas).
Relación con alcohol y drogas
No creemos que el uso de alcohol y de drogas cause el trastorno bipolar. Ahora bien, el uso de tales sustancias, siempre peligrosas, puede agravar un trastorno previo no diagnosticado.
Más cierto creemos que los niños con trastorno bipolar son los que tienen más posibilidades de acercarse al consumo de drogas y alcohol.
En cualquier caso de adolescente o preadolescente que tiende al consumo de drogas, es necesario establecer el diagnóstico psiquiátrico, con la posibilidad de hallarnos con trastorno depresivo, trastorno bipolar, TDAH u otros.
El tratamiento debe hacerse conjunto: tratar la adicción a las drogas y la patología psiquiátrica al mismo tiempo.
Diagnóstico del Trastorno Bipolar en niños
Recordemos que, en los niños con trastorno bipolar se solapan mucho las fases depresiva y maníaca. Lo más probable es que veamos alguno de los siguientes comportamientos de riesgo:
Amenazas, o simples menciones, acerca de suicidarse o de desear la muerte
Rabietas, conductas desafiantes en forma "catastrófica"
Conductas reales de riesgo: acercarse a un precipicio, querer bajar de un coche en marcha
Diagnostico diferencial del trastorno bipolar infantil
Los trastornos que pueden dar lugar a estos síntomas, o parecidos, son los siguientes:
· depresión
· trastorno disruptivos de la conducta
· trastorno negativista desafiante
· trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
· trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
· síndrome de Gilles de La Tourette
· trastorno explosivo intermitente
· Síndrome de Asperger
· Retraso del desarrollo con conductas agresivas
En los adolescentes la confusión máxima se realiza con:
· trastorno límite de personalidad
· esquizofrenia
· Complicaciones frecuentes del trastorno bipolar infantil
· Aumento de comportamientos negativitas que suelen concluir en expulsiones escolares.
· Actos de delincuencia que acaban con el ingreso en centros reeducativos o, peor, en cárceles para jóvenes.
· abuso de drogas, a veces como un intento del chico de buscar un "medicamento".
· Incremento del número de accidentes.
· Suicidio.
Psicoeducación
Los padres y familiares deben ser entrenados para ayudar a sus hijos a través de:
· contener (no aumentar) las rabietas practicar y enseñar a su hijo sistemas para calmarse y/o relajarse
· reducir el estrés en casa
· comprobando que su hijo no sea exigido de forma desproporcionada en la escuela.
· ayudar al niño a anticipar y evitar, o prepararse para situaciones de estrés.
· mostrar un entorno libre, pero con unos límites muy claros.
· retirar objetos (o guardarlos en lugar seguro) que el niño pueda utilizar para dañarse o dañar a otros. Armas, cuchillos, garrotes, medicamentos.
Fuentes utilizadas:
http://www.semanaprofesional.com/ Existe mucha controversia en términos de cómo se está realizando este diagnóstico de bipolaridad infantil, específicamente qué criterios clínicos se están utilizando, debido a que los criterios clínicos integrados en el DSM IV-TR están dirigidos a la adultez, aunque no descarta que se pueda asignar este diagnóstico a menores.
Sin embargo, el número de casos de niños y niñas diagnosticados con características de bipolaridad continúa en aumento a través de los años.
El propósito de este estudio fue identificar y describir las conductas o síntomas presentadas por los niños diagnosticados con bipolaridad infantil entre las edades de 6 a 12 años de edad. El estudio fue dirigido también a identificar los criterios clínicos utilizados por los profesionales de salud mental para realizar el diagnóstico de bipolaridad infantil.
El diseño de investigación utilizado para realizar este estudio fue uno tipo exploratorio y descriptivo a través del método mixto.
Se utilizaron técnicas cuantitativas y cualitativas para la recopilación de los datos. Las técnicas cuantitativas utilizadas consistieron en la administración de escalas y pruebas estructuradas a través de los instrumentos del CBQ, Jeannie & Jeaffrey y Hoja de Cotejo de Síntomas.
Un análisis de contenido fue realizado como técnica cualitativa para analizar la información obtenida a través de las entrevistas y revisión de expedientes. Un total de 41 participantes y 15 expedientes clínicos fueron considerados como la muestra en este estudio.
Los resultados de este estudio evidenciaron que los niños están presentando características que se asocian a un cuadro de bipolaridad desde muy temprana edad. Esta información fue constatada positivamente en la muestra, cuando se compararon los resultados obtenidos a través de las pruebas estructuradas con las observaciones clínicas realizadas por los profesionales de salud mental y los diagnósticos formales.
Se evidenció también características específicas de manía y depresión que describen episodios de bipolaridad en la población pediátrica.
La excesiva irritabilidad y agresividad fueron las características principales observadas en estos niños, tanto en la fase de manía como en la de depresión y una marcada variabilidad en los estados de ánimo.
Criterios clínicos fueron identificados por los profesionales de salud mental (psiquiatras y psicólogas) para un diagnóstico diferencial de bipolaridad infantil.
De esta investigación se concluye, que los síntomas de manía y depresión pueden ser evidenciados en la niñez y que pueden manifestarse a cualquier edad en las etapas de desarrollo.
La edad promedio de inicio de síntomas, que se asocian a bipolaridad identificadas en la muestra de participantes fue entre los 6 a 8 años de edad; siendo los 7 años la edad promedio en que le fue otorgado el diagnóstico.
Las características de manía y depresión, pueden ser descritas en episodios que sugieren un cuadro de bipolaridad en la niñez. Se recomienda realizar más estudios sobre este diagnóstico y su aplicabilidad pediátrica.
EL TRASTORNO BIPOLAR Y EL SUICIDIO AUMENTAN ENTRE LA POBLACIÓN INFANTIL
El infradiagnóstico del trastorno bipolar en niños responde a la
dificultad de su identificación, ya que en muchos casos se confunde con
el TDAH.
También crece la tasa de suicidio infantil, un acto asociado en
más del 90 por ciento de los casos a la enfermedad mental. Los expertos
intentan encontrar las bases biológicas de esta conducta.
Más del 90 por ciento de los casos de suicidio está relacionado con el padecimiento de, al menos, un trastorno mental del individuo que lo consuma, asegura Julieta Montejo, profesora adjunta de Psiquiatría en la Universidad de California (Estados Unidos) y coordinadora del XIII Simposio Internacional de Avances en Psiquiatría.
De entre todos, continúa, “la depresión es la enfermedad que mayor índice de suicidios provoca, resultando especialmente letal cuando se combina con el abuso o la dependencia del alcohol”.
Además de estos factores, determinantes a la hora de tomar la decisión de quitarse la vida, hallazgos actuales apuntan a la neurobiología, la genética y aspectos clínicos que indican propensión a estas expresiones fenotípicas. La investigación en factores biológicos de suicidio comienza a mediados de los años sesenta con las mediciones de la hormonas esteroideas en la orina.
Pero la incorporación de las nuevas tecnologías ha conseguido grandes avances en este sentido, usado pruebas neuroendocrinas como el test de supresión de dexametasona y, más recientemente, el empleo de tecnologías relacionadas con genética (sobre todo con polimorfismos funcionales) y las técnicas de neuroimagen.
Y lo último que se ha empezado a utilizar es la combinación de datos de genética con técnicas de neuroimagen funcional.
Integrar todos esos factores para definir un modelo que sirva de esquema para explicar la manifestación del comportamiento suicida es el objetivo de María Oquendo, subdirectora del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia y del New York Estate Psychiatric Institute de Nueva York, quien presentó su propuesta combinando, por lado, aspectos de la conducta (psicopatológicos) con factores genéticos predisponentes y ambientales, (muchos relacionados con los primeros estímulos en el inicio de la vida), junto con estresantes que pueden desencadenarlo, como enfermedades mentales o acontecimientos vitales adversos.
“El objetivo es encontrar un modelo que nos permita predecir y conocer mejor cuáles son los problemas de los pacientes para tratarlos mejor. No sólo es un tema de prevención primaria sino también secundaria, terciaria e incluso de tratamiento”, asegura Enrique Baca, del Servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, y experto en el tema, que también participó en el simposio.
Respecto al tratamiento, éste fue motivo de controversia en la mesa. Así, algunos expertos defienden que si se controla bien la enfermedad mental el riesgo de suicidio disminuye, mientras que otros sostienen que esto es una parte pero que hay tratamientos que se ve que específicamente mejoran en pacientes la prevención de suicidio.
“Yo me inclino a pensar que el suicido es una entidad aparte de los trastornos mentales. No es una complicación de éstos, sino una entidad en sí misma”, aseguró Baca.
Según este experto, los factores neuroendocrinos están más claros “sobre todo el test de supresión de dexametasona, lo que pasa es que es muy inespecífico”.
En cuanto a la influencia de la genética, se sabe que el 45 por ciento de la conducta suicida se puede explicar por factores hereditarios, aunque todavía no se puede decir que se haya descubierto el gen o los genes responsables.
“Sabemos que hay algunos, por ejemplo, una mutación en el promotor del gen del transportador de serotonina se sabe que está relacionada con el suicidio. Otra mutación de este mismo gen también está implicada es el intrón-2″.
Según los datos de suicidio consumado de la OMS, España presenta una de las tasas más bajas de Europa, pero ha sufrido, por razones no suficientemente aclaradas, “un aumento considerable del ritmo de crecimiento entre la población pediátrica y adolescente”, dijo Montejo.
Los niños fueron de nuevo objeto de atención en el simposio como pacientes del trastorno bipolar (TB). Si hasta hace poco se dudaba de que éste pudiera afectar a la población infantil, estudios retrospecivos realizados sobre pacientes adultos muestran que una proporción significativa —cerca del 8 por ciento— había experimentado las primeras manifestaciones de esta patología entre los 3 y los 14 años.
“La mayoría empieza a mostrar síntomas a partir de los 12 años, sobre todo depresión. Y se estima que la mitad de estos niños (con depresión unipolar), de mayores tendrán TB, por lo que es fundamental hacer un seguimiento.
Además, otro factor predictor es el diagnóstico de algún familiar”, indicó el profesor Nassir Ghaemi, director del Programa de Investigación del TB de la Universidad de Emory, en EEUU, si bien en su opinión, seguramente la incidencia sea menor que en adultos (de entre 2 y 5 por ciento) aunque hay un problema de infradiagnóstico.
Éste es, precisamente, uno de los principales escollos de esta patología, fundamentalmente por el enmascaramiento que producen otras patologías más frecuentes como son los trastornos de conducta o el de déficit de atención e hiperactividad, confirmó Montejo.
En cuanto al tratamiento, aún no hay consenso por falta de datos a largo plazo. Algunos autores apuestan por no dar fármacos; otros por usar estabilizantes (únicos medicamentos eficaces en adultos) y otros por realizar intervenciones psicosociales.
“Yo soy partidario de los estabilizadores (litio) a dosis bajas y, en épocas de depresión severa, administrar antidepresivos durante poco tiempo, no más de dos meses y en episodios de manía dar antipsicóticos a corto plazo”, señaló Ghaemi.
Además de valorar las peculiaridades que ofrece el tratamiento farmacológico y psicoterápico en edad infanto-juvenil, la investigación del TB en esta edad “se orienta primordialmente a la identificación de las manifestaciones conductuales y emocionales infantiles, ya que éstas parecen ser precursoras de este trastorno”, dijo José Luis Ayuso, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid y coordinadores del simposio.
Monoaminas, ¿el futuro de los antidepresivos?
Otro de los aspectos tratados durante el simposio fue la depresión y
las novedades terapéuticas en su tratamiento, un tema importante, ya que
constituye la enfermedad más frecuente tratada por el psiquiatra.A pesar del éxito evidente de los antidepresivos actuales existen limitaciones significativas, como las interacciones farmacológicas y los efectos secundarios, especialmente la lentitud del inicio de la respuesta clínica ha sido objeto de preocupación.
Hasta hace poco este retraso se explicaba teniendo en cuenta el tiempo que requieren los cambios celulares adaptativos.
Sin embargo, recientemente se ha descubierto que los fármacos que bloquean los receptores de glutamato NMDA producen una rápida y mantenida respuesta, planteando la cuestión de si los futuros antidepresivos, actuando sobre los sistemas neurotrasmisores estimulantes, podrían actuar rápidamente.
Sobre ello habló Brian Leonard, profesor de Farmacología de la Universidad de Galway, en Irlanda, quien destacó otros aspectos de las limitaciones de estos fármacos, como la evidencia epidemiológica de que la depresión es, con frecuencia, un preludio de la demencia, sobre todo en ancianos.
Este hecho plantea la cuestión de si los antidepresivos convencionales actuando como agentes antiinflamatorios en el cerebro podrían proteger al paciente frente al progreso de la demencia.
De ser así, Leonard se plantea una pregunta: ¿podría una generación futura de antidepresivos ser modulador de la neurotrasmisión monoaminérgica?
Por otra parte y como apuntó Julio Vallejo, jefe de Servicio del Hospital de Bellvitge, ya se ha demostrado una mayor efectividad de los fármacos noradrenérgicos para depresiones que cursen con síntomas como la inhibición, la abulia, la somnolencia o la falta de motivación.
Trastorno Bipolar en Niños y Adolescentes
Antes no se daba importancia a la existencia de niños con Trastorno Bipolar. Hoy en día, conocido su aspecto genético, es importante estudiar la posibilidad de que niños, con pacientes bipolares en su parentesco de primer o segundo grado, padezcan también un TB.
¿Con qué puede confundirse el trastorno bipolar infantil?
· Básicamente con el trastorno por déficit de atención.
· Depresión monopolar infantil.
· Trastornos de conducta de naturaleza emocional, o ligada a retrasos del desarrollo.
· Síntomas predominantes en el trastorno bipolar infantil o adolescente
Igual que en los adultos:
· Cambios en el estado de ánimo y en la actividad, aunque no necesariamente iguales que en los adultos. Los cambios se asocian más a una mezcla de síntomas maníacos y depresivos, constituyendo un estado mixto, o con cambios bruscos y rápidos entre la agitación y la depresión. Pueden ser estados muy intensos (gran exaltación, depresión grave).
· irritabilidad que llega a la furia, explosiva o destructiva.
· actitud negativista y desafiante.
· hipersexualidad muy infrecuente en la edad infantil
· incapacidad para "entender" las situaciones, lo que da lugar a comportamientos muy inadaptados.
· trastornos del pensamiento, paranoias, delirios...
· trastornos del sueño (insomnio en fases de exaltación, somnolencia en fases depresivas).
Relación con alcohol y drogas
No creemos que el uso de alcohol y de drogas cause el trastorno bipolar. Ahora bien, el uso de tales sustancias, siempre peligrosas, puede agravar un trastorno previo no diagnosticado.
Más cierto creemos que los niños con trastorno bipolar son los que tienen más posibilidades de acercarse al consumo de drogas y alcohol.
En cualquier caso de adolescente o preadolescente que tiende al consumo de drogas, es necesario establecer el diagnóstico psiquiátrico, con la posibilidad de hallarnos con trastorno depresivo, trastorno bipolar, TDAH u otros.
El tratamiento debe hacerse conjunto: tratar la adicción a las drogas y la patología psiquiátrica al mismo tiempo.
Diagnóstico del Trastorno Bipolar en niños
Recordemos que, en los niños con trastorno bipolar se solapan mucho las fases depresiva y maníaca. Lo más probable es que veamos alguno de los siguientes comportamientos de riesgo:
Amenazas, o simples menciones, acerca de suicidarse o de desear la muerte
Rabietas, conductas desafiantes en forma "catastrófica"
Conductas reales de riesgo: acercarse a un precipicio, querer bajar de un coche en marcha
Diagnostico diferencial del trastorno bipolar infantil
Los trastornos que pueden dar lugar a estos síntomas, o parecidos, son los siguientes:
· depresión
· trastorno disruptivos de la conducta
· trastorno negativista desafiante
· trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
· trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
· síndrome de Gilles de La Tourette
· trastorno explosivo intermitente
· Síndrome de Asperger
· Retraso del desarrollo con conductas agresivas
En los adolescentes la confusión máxima se realiza con:
· trastorno límite de personalidad
· esquizofrenia
· Complicaciones frecuentes del trastorno bipolar infantil
· Aumento de comportamientos negativitas que suelen concluir en expulsiones escolares.
· Actos de delincuencia que acaban con el ingreso en centros reeducativos o, peor, en cárceles para jóvenes.
· abuso de drogas, a veces como un intento del chico de buscar un "medicamento".
· Incremento del número de accidentes.
· Suicidio.
Psicoeducación
Los padres y familiares deben ser entrenados para ayudar a sus hijos a través de:
· contener (no aumentar) las rabietas practicar y enseñar a su hijo sistemas para calmarse y/o relajarse
· reducir el estrés en casa
· comprobando que su hijo no sea exigido de forma desproporcionada en la escuela.
· ayudar al niño a anticipar y evitar, o prepararse para situaciones de estrés.
· mostrar un entorno libre, pero con unos límites muy claros.
· retirar objetos (o guardarlos en lugar seguro) que el niño pueda utilizar para dañarse o dañar a otros. Armas, cuchillos, garrotes, medicamentos.
Fuentes utilizadas:
http://gradworks.umi.com/
http://www.casadesalud.com.mx/
http://www.medicosenlinea.com.bo/
http://www.lanacion.com.ar/
http://www.bipolarweb.com/