Depresion

Depresión en chicos
Depresión Infantil
Durante mucho tiempo, la psicología como ciencia descartó la existencia de cuadros depresivos en los niños, motivada en parte por la escasa atención que se le prestaba a la salud mental de los menores.

Los primeros informes al respecto de la depresión infantil se publicaron alrededor de los años 40 y estuvieron a cargo de reconocidos profesionales que marcaron el camino hacia los futuros estudios psicológicos en niños.

No fue sino hasta 1975 que el Instituto Nacional de Salud Mental aceptó oficialmente la posibilidad de diagnosticar cuadros depresivos en niños y permitió avanzar de manera importante en este tipo de psicopatologías.

Básicamente la depresión infantil se define como un cuadro de tristeza cuya duración e intensidad superan los estándares previstos en las conductas infantiles.

Es por ello que se han determinado dos niveles de depresión: "mayor" cuando los síntomas superan las dos semanas de duración, y "trastorno distímico" cuando las manifestaciones depresivas se prolongan más allá de un mes.

Síntomas más comunes: irritabilidad, falta del sentido del humor, tristeza, baja autoestima, aislamiento, trastornos del sueño, modificaciones en el peso y el apetito, hiperactividad y fantasías suicidas.

Los motivos más habituales de una depresión infantil pueden estudiarse desde diferentes aspectos conductuales: la deficiencia en las habilidades sociales y acontecimientos traumáticos en la vida del niño (mal rendimiento escolar, imposibilidad de integración social con grupos de pares, etc.)

Experiencias de fracasos, modelos depresivos cercanos, ausencia de control (familiares referentes que atraviesan cuadros depresivos pueden ser imitados por los niños, fracasos sociales, etc.)

Disfunción del sistema neuroendócrino, disminución significativa de los niveles de serotonina, por herencia, etc. (alteraciones hormonales, padres depresivos, etc.).

El tratamiento oportuno será decidido en función del encuadre que un profesional psicólogo haga del estado de situación del niño y puede abarcar desde la redefinición y rescate de la autoestima del niño depresivo, técnicas de modificación conductual, terapias psicodinámicas, interpersonales, familiares, grupales, entre otras.

En algunos casos se hace necesario recurrir a tratamientos farmacológicos basados en el uso de antidepresivos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, combinados con terapias psicológicas.

Es necesario recordar el papel fundamental que juega la escuela en la detección de niños que padecen depresión infantil a fin de comunicarlo de inmediato a sus padres y aplicar los recursos terapéuticos de forma inmediata: está demostrado que un cuadro depresivo detectado a tiempo tiene muchas más posibilidades de ser revertido en un plazo más cercano.

Fuente:
http://www.depresiones.com.ar/