El lenguaje infantil

Lenguaje en los bebes
Las etapas del lenguaje en bebés
El desarrollo del lenguaje es distinto de unos niños a otros. Sin embargo, podemos establecer unas etapas de referencia, que suelen ser comunes.

Alrededor de los seis meses, casi todos los bebés balbucean sus primeras sílabas y, al escuchar hablar a los adultos, memorizan el alfabeto de la que será su lengua materna.

En este momento, los niños todavía no son capaces de comprender el significado de los términos, pero se ejercitan en la imitación de los sonidos que escuchan a su alrededor.

A grandes rasgos, las diferentes etapas del desarrollo del lenguaje del bebé son las siguientes:

• Entre el cuarto y quinto mes: el niño empieza a emitir sonidos chillones y agudos, en los que puede reconocerse la vocal "u".

• Entre el sexto y el octavo mes: comienza la llamada lalación, caracterizada porque el niño emite sus primeras sílabas: ba, ta, la, pa, ma.

• A los diez meses: el pequeño empieza a pronunciar de una forma clara sus primeras palabras: "papa" y "mama", de las cuales todavía no conoce el auténtico significado.

• Entre los once y doce meses: comienza a pronunciar palabras de las que conoce el significado: papá, mamá, agua. Suele inventar palabras con un significado concreto, por ejemplo, "brum", que significa coche.

• A los dieciocho meses: domina un vocabulario de, por lo menos, diez palabras. También puede componer frases con un sentido completo, por ejemplo, "quiero la pelota".

• Entre los dos años y dos años y medio: ya es capaz de entablar un diálogo sencillo y de contestar correctamente a las preguntas que se le hacen. Los padres entienden su lenguaje.

Las consecuencias de la sobreprotección en el lenguaje infantil
Hemos visto los peligros de la sobreprotección a nuestros hijos, y hoy profundizaremos un poco más en el tema y descubriremos las consecuencias de la sobreprotección en el lenguaje infantil.

Los padres actuámos de forma sobreprotectora cuando limitamos la exploración del mundo por parte de nuestro hijo. ¿Por qué?. Puede ser porque tengamos miedo a que se hagan daño con algo de su entorno.

No significa necesariamente mimar a los hijos; consiste más en algo emocional que se presenta de forma intensa y excesiva, lo que conlleva la necesidad de controlar al hijo en todo momento.

Como consecuencia de esta necesidad, se llega a generar una dependencia hijo-padres y viceversa. Y aunque en un principio pueda parecer una relación sin ningún tipo de problema, nada más lejos de la realidad.

Un niño que ha crecido en un ambiente de excesiva atención, preocupación asfixiante o con los deseos de los padres convertidos en obligaciones o expectativas demasiado altas para la capacidad del hijo, puede encontrarse en su edad adulta con graves problemas.

Hay padres que pueden pensar que amar y querer a un hijo es hacerle el camino más fácil, cuando realmente lo que necesitan es:
  • reconocer quién es cada uno realmente
  • respetarse y ser tolerantes con sus ideas y sentimientosdarle libertad para tomar decisiones
  • desarrollar las cualidades y aceptar sus limitaciones
  • potenciar la creatividad
  • tener oportunidad de compartir los sentimientos de pérdida, dolor o rabia

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Fuente utilizada:
http://www.mibebeyyo.com/
http://www.bebesymas.com/