Neurolinguistica infantil

Programación neurolinguistica: temas a tener en cuenta al aplicar técnicas de PNL en niños

En los últimos tiempos he estado teniendo un gran número de consultas para la aplicación de técnicas de PNL en niños. Todo comenzó con el comentario de una amiga acerca de los problemas para dormir que presentaba su hija de 9 años.

Ya sabemos lo eficiente que es la PNL para modificar esta clase de hábitos en sólo una o dos sesiones.

Yo no había aplicado técnicas en niños con anterioridad y, lógicamente, me vi en la necesidad de adaptar mi lenguaje e incluso mi manera de vestir y de hablar para lograr empatía con la niña y así trabajar con soltura.

Es muy reconfortante notar cómo los ejercicios de PNL funcionan bien en personas de todas las edades.

A partir de la efectividad de la aplicación de las técnicas de PNL en esta niña, mi amiga, feliz con el resultado de la sesión, comenzó a recomendarme a las madres de las compañeras de escuela de sus hijos.

Por lo que desde hace varios meses me dedico a tratar principalmente problemas de conducta en niños.

No soy psicóloga, psiquiatra ni licenciada en psicopedagogía; soy educadora de gran trayectoria y también Master en PNL, por lo que conozco mis limitaciones.

Sé que hay casos que deben tratar profesionales con mayor preparación académica que la mía, y los derivo de inmediato, apenas me detallan el asunto que desean resolver.

Tratar a niños es muy diferente que tratar a adultos. No me refiero solamente al lenguaje a emplear o a la adaptación lógica de las técnicas de PNL.

Lo realmente diferente es que estos chicos vienen acompañados por uno de sus padres (o ambos). Así que en primer término escucho el problema desde el punto de vista del papá o de la mamá.

Luego el niño, algunas veces, habla de lo que le preocupa y desearía dejar de hacer o modificar. En otras ocasiones está reacio, ya que en oportunidades anteriores fue llevado (a menudo, con engaños), a ver a otra gente que lo iba a ayudar y no solucionó el inconveniente.

Considero que es siempre mejor que el niño o la niña sepan adónde están yendo, presentado de la manera que mejor lo entienda (“vamos a ir a ver a una señorita que tiene muy buena onda que hace que los niños dejen de hacer pipí en la cama”, por ejemplo)

Luego trabajo con el niño con la técnica que considero más apropiada, que suelo elegir y adaptar de acuerdo con la edad que tenga (¡no se puede aplicar el abecedario mágico, por ejemplo, a quien no conoce el nombre de las letras ni sabe leer!)

Le digo al niño que vamos a jugar durante un rato, y le pregunto si quiere que su mamá o papá (o hermano/s) estén presentes, a lo que suelen contestar que sí.

Incluso si dijeran que no trataría de llevarlos, de algún modo, a aceptar que un mayor esté presente, aunque permanezca sentado a cierta distancia.

Es importante pedirle a los acompañantes que no intervengan durante el ejercicio, ya que tienden a hacerlo.

Una vez finalizado, dejo que el niño juegue o se relaje, si aún sigue en trance, mientras me quedo hablando con la persona que lo trajo. Personalmente considero esta charla como parte esencial de la sesión.

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Fuente: http://www.pnlnet.com/